lunes, 29 de mayo de 2017

Novena al Espíritu Santo (Día 4)


“Todos ellos (los Apóstoles) perseveraban en la oración y con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.” (Hechos 1, 14).

Así se describe la primera novena en la historia de la Iglesia. Después de nueve días – desde la Ascensión del Señor hasta el primer Pentecostés – el Espíritu Santo descendió sobre los participantes. Resulta que hasta la fecha, la Iglesia recomienda la novena del Espíritu Santo, como la preparación ideal para Pentecostés.



El orden de la novena sera el siguiente:

  • Señal de la Cruz
  • Acto de Consagración al Espíritu Santo
  • Lectura bíblica
  • Consideración para el día correspondiente
  • Antífona, versículo y oración particular
  • Oración para implorar los Dones del Espíritu Santo
  • Himno al Espíritu Santo




DÍA 4



Señal de la Cruz


Acto de Consagración al Espíritu Santo


¡Oh Santo Espíritu, Espíritu Divino de luz y de amor! Yo te consagro mi inteligencia, corazón y voluntad, para el tiempo y para la eternidad. Que mi entendimiento sea siempre dócil a tus divinas inspiraciones y a las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica, de la cual eres Tú su guía infalible; que mi corazón esté siempre inflamado en el amor de Dios y del prójimo; que mi voluntad se conforme siempre con la divina Voluntad; que toda mi vida sea imitación plenamente fiel de la vida y virtudes de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a quien, en el Padre y contigo, Espíritu Divino, sea honor y gloria por los signos de los siglos.




El Espíritu Santo Da Impulso A Nuestra Voluntad



Lectura del Evangelios de San Lucas (4:1-13):

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre.

Entonces el diablo le dijo:

- Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.

Jesús le contestó:

- Está escrito: "No solo de pan vive el hombre".

Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:

- Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mi me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.

Respondiendo Jesús, le dijo:

- Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo darás culto"

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:

- Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Dará órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra".

Respondiendo Jesús, le dijo:

- Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios".

Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.




Consideración para este día:


Nos enseña la teología que los hombres, después del pecado de Adán, han quedado incapacitados para hacer por si mismos, y con las solas fuerzas de su naturaleza, ni siquiera pueden sentir el deseo de ir al cielo.

¡Tan grande fue el daño que hizo el pecado en el mundo!

La incapacidad de la humanidad, a causa del pecado, es tan completa que, como se lee en la Sagrada Escritura: “Nadie puede decir: ‘Jesús es el Señor’, sino guiado por el Espíritu Santo.” (1 Cor. 12, 3).

Es clara, por tanto, oh cristiano, tu entera dependencia del Espíritu Santo; de Él es de quien has de recibir la gracia necesaria para salvarte; sólo mediante Él podrás hacer obras que te merezcan la vida eterna del cielo.

¡Dichosos nosotros! Porque la bondad y misericordia infinitas del Padre y del Hijo nos enviaron su Espíritu todopoderoso; su impulso nos presta la ayuda que necesitamos para cumplir los deberes y practicar la virtud. Las almas en gracia son templos y moradas del Espíritu Santo.

Por indolente y perezosa que fuera la voluntad del hombre, si la gracia de Dios habita en ella y cual viento impetuoso a ella desciende…queda llena, se despierta y vese impedida a sacudir el letargo que la adormece. Ahora es cuando se entra sin reserva a la acción que la eleva y salva.

Pidamos incesantemente a nuestro Dios para que se digne enviarnos a su Santo Espíritu, de quien depende el inapreciable don de nuestra salvación eterna.


Antífona: Ven, Espíritu Santo, llena los corazones del tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Versículo: Envía tu Espíritu y serán creados. Y renovarás la faz de la tierra.

Rogámoste, Señor, que el poder del Espíritu Santo permanezca con nosotros, purificando nuestros corazones y defendiéndonos de toda adversidad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.



Oración para Implorar los Dones


Señor mío Jesucristo, que antes de ascender a los cielos, prometiste a tus apóstoles y discípulos enviar el Espíritu Santo para fijar en sus almas tu obra divina y redentora, te suplicamos: nos envíes a nosotros el mismo Santo Espíritu para que complete en las nuestras la obra de tu gracias y de tu amor. Desciendan copiosos a nosotros sus dones celestiales: la Sabiduría, para despreciar las cosas perecederas del mundo y sólo anhelar las eternas; el Entendimiento, que ilumine nuestras mentes con la luz de las verdades; el Consejo, que nos dé acierto en la elección de los medios más seguros para agradar a Dios y merecer el cielo; la Fortaleza, que nos ayude a soportar las cruces de la vida y a superar los obstáculos que se opongan a nuestra salvación; la Ciencia, que da el conocimiento de Dios y de nosotros mismos y que los Santos poseyeron; la Piedad, que hace dulce y agradable tu servicio; el temor reverente para con Dios y sus mandamientos y que conduce a evitar todo aquello que pueda desagradarle y ofenderle. Te suplicámos, en fin, o dulce y amable Señor, que dejes impresa en nuestras almas la señal de tus verdaderos seguidores y un ardiente deseo de amarte sobre todas las cosas. Amén.




Himno al Espíritu Santo


Espíritu Santo, ven aquí,

Espíritu Santo, ven a mí.

Quiero vivir, quiero ser feliz

Con tu poder dentro de mí.

Ahora sé lo que es vivir,

Puedo reír, puedo cantar.

Ahora sé que yo puedo amar,

Con tu poder dentro de mí.

Hermano, ¿Quieres vivir

La gloria del Señor?

Acepta pues esta bendición

Que será tu salvación


O


Alúmbranos, Espíritu divino,

Inflámanos con tu encendido amor.

De la virtud muéstranos el camino

Y enséñanos a orar con gran fervor.

Recíbenos, Espíritu divino

Y ábrenos a tu inspiración.