lunes, 14 de noviembre de 2011

ORACION DE MEDJUGORJE



Oh Corazón Inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor por nosotros. Haz que la llama de tu Corazón, oh María, descienda sobre todos los hombres. Nosotros te amamos inmensamente. Imprime el amor verdadero en nuestros corazones. Haz que nuestros corazones tengan un deseo continuo de Ti. Oh María, dulce y humilde de corazón. Acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado. Tú sabes que todos los hombres pecamos. Por medio de tu Corazón Inmaculado y materno, haz que seamos sanados de toda enfermedad espiritual. Haznos capaces de contemplar la bondad de tu Corazón maternal, a fin de que podamos convertirnos por la llama de tu Corazón. Amén.


sábado, 16 de julio de 2011

Nuestra Señora de Monte Carmelo, Virgen del Carmen, Stella Maris, Regina decor Carmeli

(Regina Decor Carmeli
Haifa - Israel)



NOVENA A NUESTRA
SEÑORA DEL CARMEN

Invocaciones 

Desbordo de gozo con el Señor y
me alegro con Dios, mi Salvador,
porque me ha dado por Madre, a Su Madre,
Reina y Flor del Carmelo.
(Ave María).
Señora, tráeme a tu Monte Santo
y alégrame en tu casa de oración.
Condúceme, Virgen María, a la
Tierra del Carmelo, para que
pueda comer sus mejores frutos.
(Ave María).
Madre, que tu blanca sombra
invisible acompañe mis pasos,
llevándome hacia Cristo, mi origen y meta.
(Ave María).
Madre, que siempre me mantenga
unido a tí con lazos irrompibles,
practicando seriamente las virtudes.


Salutación:

Madre del Carmelo, al llegar a tí , evoco la visita que hiciste al hogar de Zacarías. En alas del amor volaste hasta la montaña. Al encontrarte con Isabel la saludaste. Y tus palabras de cortesía estremecieron prodijiosamente a Juan en el seno materno. Tu prima, llena del Espíritu Santo, contestaba a tu saludo con una jubilosa bienvenida. Yo, Bendita Señora y Madre mía, repito hoy la felicitación de Isabel: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tú vientre!…¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá lo que se te ha dicho de parte del Señor !
Virgen del Carmen, Madre, aquí me tienes, junto a tí.
¡ Mi corazón, Madre, se remansa frente al tuyo, para que lo enciendas en tu amor y lo configures a tu semejanza !
Virgen del Carmen, mendigo soy de Dios y tuyo,
por eso he de pedirte que socorras mis necesidades, (pedir aquí la intención) pero sobretodo, las de los hombres, mis hermanos.
Madre, recibe de nuevo mi saludo, ahora con las palabras del Angel: ¡Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres !
Amén.



Tres Avemarías.




Oración a la Virgen del Carmen
SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES
"Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén."







Oh Virgen Maria, Madre de Dios y Madre también de los pecadores y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario, por lo que su Divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo, el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que te pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria y bien de mi alma; que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa. Quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente y uniendo mi voz con sus afectos, te saludo una y mil veces diciendo: Tres Avemarías..

Virgen Santísima del Carmen, yo deseo que todos sin excepción, se cobijen bajo tu sombra protectora de tu Santo Escapulario y que todos estén unidos a Ti Madre Mía, por los estrechos y amorosos lazos de ésta tu querida insignia.

¡Oh Hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante su sagrada imagen y concédenos benigna tu amorosa protección. Te encomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre el Papa y la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu Divino Hijo y a tantos infieles cómo gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre Mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Amén.










Oración de San Simón Stock a Nuestra Señora del Carmen
mtcarmel1.JPG (21239 bytes)



 La Flor del Carmelo



¡ Oh Bellísima Flor del Carmelo, Fructífera Viña, Resplandor del Cielo, Madre Singular del Hijo de Dios, Virgen Siempre Pura !
Madre Santísima, después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡ Oh Bienavernturada Siempre Virgen, asistídme en esta necesidad !
¡ Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme !
¡ Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos !
¡ Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros !
¡Virgen, Flor del Carmelo,
rogad por nosotros!
¡ Patrona de los que visten el Santo Escapulario, rogad por nosotros !
¡ San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón, rogad por nosotros !
¡ San José, Castísimo Esposo de María Santísima, rogad por nosotros !
¡ San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros !
¡ Dulce Corazón de María
sed nuestra Salvación !
Amén.






Consagración a la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a Tí,
y confío en tus manos- mi existencia entera.
Acepta mi pasado con todo lo que ha sido.
Acepta mi presente con todo lo que es.
Acepta mi futuro con todo lo que será.
Con esta total consagración
te confío cuanto tengo y cuanto soy,
todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo
y de tu Esposo Santísimo.
Te confío mi inteligencia, - mi voluntad y mi corazón.
Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y
mis temores,-mis esperanzas y mis deseos,
mis tristezas y mis alegrías.
Cuida de mi vida y todas mis acciones para que
sea más fiel al Señor Trino y Uno,
y con tu ayuda alcance la salvación.
Te confío, Oh gran Señora,
mi cuerpo y mis sentidos,
para que sean puros siempre
y me ayuden en el ejercicio de las virutdes.
Te confío mi alma, para Tú la preserves de
las tentaciones del mundo,-
de la carne, - y de Satanás.
Hazme participar de una santidad- similar a la tuya;
vuélveme conforme a Jesucristo,- ideal de mi vida.
Te confío mi entusiasmo- y el ardor de mi devoción
para que me ayudes- a no envejecer en la Fe.
Te confío mi capacidad y ganas de amar
como has amado Tú,- y como Jesús quiere que se ame .
Te confío mis incertidumbres y mis angustias,
para que en tu Corazón- encuentre seguridad,
- sostén y luz- en cada instante de mi vida.
Con esta consagración
me empeño en seguir tu vida
de humildad,- mansedumbre,- y pureza.
Acepto las renuncias y los sacrificios
que esta elección conlleva y te prometo
con la gracia de Dios y con tu ayuda
ser fiel al empeño tomado.
Oh, Madre de todos los hombres,
Soberana de mi vida y de mi conducta,
dispón de mí- y de todo lo que pertenece
para que camine siempre en el Evangelio
bajo tu guía, oh Estrella del Mar.
Oh Reina del Cielo y de la Tierra,
Madre Santísima del Redentor,
soy todo (a) tuyo (a), - oh Virgen del Carmen,
y a Ti quiero unirme ahora y siempre
para adorar a Jesucristo, - juntoa los Angeles
y a los Santos, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.




ORACIÓN

Virgen María, madre y reina del Carmelo, unida de modo admirable al misterio de la Redención. Tú has acogido y conservado en el corazón la Palabra de Dios y has perseverado orante con los Apóstoles en la espera del Espíritu Santo. En ti, como en una imagen perfecta, nosotros vemos realizado cuanto deseamos y esperamos ser en la Iglesia. ¡Oh Virgen María mística estrella del Monte Carmelo! Ilumínanos y guíanos en el camino de la caridad perfecta; atráenos a la contemplación del rostro del Señor. Cuida con amor de todos nosotros revestidos de tu Santo Escapulario, signo de protección, y que tu presencia nos ilumine en nuestro camino, y nos haga llegar al monte de la salvación que es Cristo, hijo tuyo y Señor nuestro. Amén.

miércoles, 13 de julio de 2011

Oración por las vocaciones



Oración por las vocaciones

Autor: SS Benedicto XVI

Padre, haz que surjan entre los cristianos numerosas y santas vocaciones al sacerdocio, que mantengan viva la fe y conserven la grata memoria de tu Hijo Jesús Mediante la predicación de su palabra y la administración de los sacramentos con los que renuevas continuamente a tus fieles.

Danos santos ministros del altar, que sean solícitos y fervorosos custodios de la Eucaristía, sacramento del don supremo de Cristo para la redención del mundo.
Llama a ministros de tu misericordia que, mediante el sacramento de la reconciliación, derramen el gozo de tu perdón.
Padre, haz que la Iglesia acoja con alegría las numerosas inspiraciones del Espíritu de tu hijo y, dócil a sus enseñanzas, fomente vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada. fortalece a los obispos, sacerdotes, diáconos, a los consagrados y a todos
los bautizados en Cristo para que cumplan fielmente su misión al servicio del evangelio.

Amén.


viernes, 29 de abril de 2011


El Papa Juan Pablo II presentó su Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae"
(en latín, "El Rosario de la Virgen María").
En dicho documento papal, resaltaba la presentación de cinco nuevos misterios para contemplar:
los Misterios Luminosos.

El Santo Rosario es como una meditación profunda de los momentos más importantes del Evangelio. Es contemplar la vida de Jesucristo con los ojos de María, su Madre y Madre Nuestra, a medida que uno va repitiendo las "Ave María".


Hasta antes de la aparición de los Misterios Luminosos, los momentos de la vida Cristo estaban agrupados solamente en los Misterios Gozozos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos.

Los gozozos comprenden desde la Anunciación del Ángel a la Virgen María, la visita de Nuestra Madre a su prima Santa Isabel, el Nacimiento de Jesús en Belén, la Presentación del Niño Jesús en el Templo y finaliza cuando Jesús se extravía de los ojos de sus padres y es encontrado con los doctores de la Ley en el Templo.

Los Misterios Dolorosos se centran en la Pasión y Muerte de Jesús, a saber: la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos, la cruel flagelación de Nuestro Señor Jesucristo, su posterior la coronación con espinas, su subida al Monte Calvario cargando su Cruz y su Muerte.

Los gloriosos nos invitan a reflexionar sobre la Resurrección de Jesús, la Ascensión del Dios Hijo, la venida del Espíritu santo sobre María y los Apóstoles, la Asunción de María y la Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado.


Como vemos, había quedado fuera de esas bellas meditaciones algunos momentos que corresponden a la vida pública de Jesús.
Es por eso que el Santo Padre consideró
"oportuna una incorporación
que, si bien se deja a la libre consideración
de los individuos y de la comunidad,
les permita contemplar también
los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión".

Los momentos sugeridos para ser meditados se llaman Misterios Luminosos
por lo que Él dice de si mismo:
"Mientras estoy en el mundo,
soy luz del mundo"
(Juan 9, 5).

Es por eso que Juan Pablo II
nos invita a meditar también sobre los siguientes hechos de la vida de Jesús desde María


1. El Bautismo en el Jordán (Mt 3, 17 par.):

Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán.
En él, mientras Cristo, como inocente que se hace ‘pecado’ por nosotros (cf. 2 Co 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mt 3, 17 par.), y el Espíritu desciende sobre él para investirlo de la misión que le espera.


2. Jesús se manifiesta en las bodas de Canaá
(Jn 2, 1-12):

Cada uno de estos misterios revela el Reino ya presente en la persona misma de Jesús.
Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (cf. Jn 2, 1-12),

cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente.



3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión (Mc 1, 15):


Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión (cf. Mc 1, 15), perdonando los pecados de quien se acerca a él con humilde fe (cf. Mc 2. 3-13; Lc 47-48), iniciando así el ministerio de misericordia que él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia.






4. La Transfiguración:


Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor.

La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo « escuchen « (cf. Lc 9, 35 par.) y se dispongan a vivir con él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo.



5. La institución de la Eucaristía: Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad « hasta el extremo « (Jn13, 1)

y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio.





El Papa sugiere que los Misterios Luminosos sean contemplados el jueves.
Propone, entonces, que el lunes y el sábado los cristianos recen a partir de ahora los Misterios Gozosos; el martes y el viernes los Dolorosos; el miércoles, y el domingo los Gloriosos.


Juan Pablo II había proclamado el período comprendido entre Octubre de 2002 hasta Octubre de 2003, Año del Rosario.

Aclaró que esta convocatoria celebra tres momentos significativos: los 25 años de su pontificado; los 120 años del aniversario de la encíclica "Supremi apostolatus officio" de León XIII que comenzó una serie de documentos sobre el Rosario; y el apéndice del Año Santo de 2000.


El Rosario no es una oración para repetir mecánicamente. Cada Ave María debe ayudarnos a interiorizarnos en los misterios de la vida de Cristo, meditándolos en cada oportunidad como si fuera la primera vez.



A tal efecto, dijo Juan Pablo II:

"El Rosario, a partir de la experiencia de María, es una oración marcadamente contemplativa. Sin esta dimensión, se desnaturalizaría".