viernes, 24 de abril de 2009

¡Oh María!, Madre mía

¡Oh María!, Madre mía,
dame la dulzura de tu sonrisa,
cuando la tempestad con mayor fuerza ruge sobre mí
y la cruz pesa;
dame el consuelo de tu caricia
cuando el alma sufre en la pasión;
dame tu seno para refugiarme
y tu corazón de Madre para consolar
mi abatimiento,
cuando la muerte me atemoriza.
¡Oh Madre Mía!, te confío mi vida
y mi agonía.
Haz que pueda morir entre tus brazos
para despertarme en el Paraíso.


(Maria Valtorta)