martes, 28 de abril de 2009

ACORDAOS


Acordaos,
¡oh piadosísima Virgen María!
que jamás se ha oído decir
que ninguno
de los que han acudido
a vuestra protección,
implorado vuestro socorro
haya sido abandonado de Vos.
Animado con esta confianza
a Vos también acudo,
¡oh, Madre, Virgen de las Vírgenes!
y, aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a aparecer
ante vuestra presencia soberana.
No desechéis, oh Madre de Dios!,
mis humildes súplicas; antes bien,
inclinad a ellas vuestros oídos
y dignaos atenderlas favorablemente.

Amén.