¡Salve, verdadero cuerpo nacido de María Virgen!
Verdaderamente atormentado e inmolado en la cruz por el
hombre.
De tu costado traspasado brotó agua y sangre.
Sé para nosotros prenda en el momento de la muerte.
¡Oh Jesús dulce, oh Jesús piadoso, oh Jesús, hijo de María!
Himno latino, no menos querido que el Adoro te devote para la piedad eucarística de los católicos, que evidencia el vínculo entre la Eucaristía y la cruz, el Ave verum. Compuesto en el siglo XIII para acompañar la elevación de la Hostia en la Misa, se presta igualmente bien para saludar la elevación de Cristo en la cruz. Son apenas cinco versos, cargados sin embargo de mucho contenido, AVE VERUM.