ORACIÓN
Oh Jesús que,
siendo Dios,
te humillaste hasta la muerte,
y muerte de cruz,
para ser ejemplo perenne
que confunda nuestro orgullo y amor propio.
Concédenos la gracia de aprender
y practicar tu ejemplo,
para que humillándonos
como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra,
podamos ser ensalzados
hasta gozar eternamente de ti en el cielo.
Amén.
LETANÍAS DE LA HUMILDAD
del Cardenal Merry del Val
V. Jesús manso y humilde de Corazón,
R. Óyeme.
V. Del deseo de ser estimado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del deseo de ser alabado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del deseo de ser honrado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del deseo de ser aplaudido,
R. Líbrame Jesús.
V. Del deseo de ser preferido a otros,
R. Líbrame Jesús.
V. Del deseo de ser consultado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del deseo de ser aceptado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser humillado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser despreciado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser reprendido,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser calumniado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser olvidado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser puesto en ridículo,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser injuriado,
R. Líbrame Jesús.
V. Del temor de ser juzgado con malicia,
R. Líbrame Jesús.
V. Que otros sean más estimados que yo,
R. Jesús dame la gracia de desearlo.
V. Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
R. Jesús dame la gracia de desearlo.
V. Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
R. Jesús dame la gracia de desearlo.
V. Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
R. Jesús dame la gracia de desearlo.
V. Que otros sean preferidos a mí en todo,
R. Jesús dame la gracia de desearlo.
V. Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,
R. Jesús dame la gracia de desearlo.