¡Oh Dios de amor!
¡Oh amante infinito!
Dime: ¿qué más podías haber inventado para hacerte amar?
No te bastó hacerte hombre,
sujetarte a nuestras miserias;
no te bastó derramar por nosotros
toda tu sangre a fuerza de tormentos y morir después consumado de dolores...
Acabaste ocultándote bajo las especies
de pan y vino para hacerte nuestro alimento y así unirte por completo con cada uno de nosotros.
¡Desgraciados nosotros si no te amamos en esta vida, porque, al entrar en la eternidad, nos causará gran remordimiento!
Jesús mío, no quiero morir sin amarte con todas mis fuerzas.
Siento inmenso dolor y me da pena el haberte causado tantos disgustos; me arrepiento y quisiera morir de dolor por ello.
¡Oh Madre de Dios, María, ruega a Jesús por mí y hazme santo!
Añade a tantos prodigios tuyos este otro de transformar a los pecadores en santos.
¡Oh amante infinito!
Dime: ¿qué más podías haber inventado para hacerte amar?
No te bastó hacerte hombre,
sujetarte a nuestras miserias;
no te bastó derramar por nosotros
toda tu sangre a fuerza de tormentos y morir después consumado de dolores...
Acabaste ocultándote bajo las especies
de pan y vino para hacerte nuestro alimento y así unirte por completo con cada uno de nosotros.
¡Desgraciados nosotros si no te amamos en esta vida, porque, al entrar en la eternidad, nos causará gran remordimiento!
Jesús mío, no quiero morir sin amarte con todas mis fuerzas.
Siento inmenso dolor y me da pena el haberte causado tantos disgustos; me arrepiento y quisiera morir de dolor por ello.
¡Oh Madre de Dios, María, ruega a Jesús por mí y hazme santo!
Añade a tantos prodigios tuyos este otro de transformar a los pecadores en santos.
San Alfonso María de Ligorio