miércoles, 22 de julio de 2020

ORACIONES DE SANTA BRÍGIDA (DURANTE 12 AÑOS)



ORACIÓN INICIAL




Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en Tu Corazón. Tómala de mis labios hasta Tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre Tu santa humanidad para la glorificación de Tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas. Amén


 



 1. LA CIRCUNSICIÓN
Padre Nuestro, Avemaría, Gloria





Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, Te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de Sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.




2. LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS


Padre Nuestro, Avemaría, Gloria





Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno.
 





3. LA FLAGELACIÓN


Padre Nuestro, Avemaría, Gloria



Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las muchas miles de heridas, los terribles dolores y la preciosísima sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes.

4. LA CORONACIÓN DE ESPINAS


Padre Nuestro, Avemaría, Gloria



Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reino de Cristo aquí en la tierra.




5. CARGANDO LA CRUZ 


Padre Nuestro, Avemaría, Gloria 





Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en su hombro y la preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz.

 



6. LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS
Padre Nuestro, Avemaría, Gloria 





Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a Tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus manos y en sus pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y su Iglesia, así como también por la diáspora.
 



7. LA LLAGA DEL COSTADO DE JESÚS


Padre Nuestro, Avemaría, Gloria 





Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén.












A las personas que quieren comenzar a rezar estas oraciones, les sugerimos que recen primero las correspondientes a un año, una vez que las terminen sigan con estas. 

Estas oraciones, como le han sido dadas por el Señor a Santa Brígida, deben rezarse durante 12 años. En caso que la persona que las rece muera antes que pasen los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se saltase un día o un par de días con justa causa, podrán ser compensadas al final de los 12 años.

Esta devoción ha sido declarada buena y recomendada tanto por el Sacro Collegio de Propaganda Fidei, como por el Papa Clemente XII. El Papa Inocencio X confirmó esta revelación como “venida del Señor”. 


PROMESAS

1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio. 
2. El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe. 
3 El alma que las reza puede (debe) elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de gracia suficiente para que se santifiquen. (*)
4. Ninguna de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra. 

(*) Escribir los tres nombres (personas vivas) en un papel y guardarlo. Los nombres no se pueden cambiar.



Algunos interrogantes:

1. ¿Puedo esperar algunos o muchos años hasta el final de mi vida para comenzar a rezarlas y así evitarme los doce años?

Respuesta: No



2. ¿Puedo esperar estar afectado por alguna enfermedad terminal, para comenzar a rezarlas y así evitarme los doce años?

Respuesta: No



3.- Si por olvido o por otro motivo, pasan las doce de la noche, ¿Se considera ese día como perdido?
Respuesta: Se puede extender el plazo hasta el día siguiente, antes del alba, válido para el día anterior. Lógicamente que se debe volver a rezar durante el día para el día correspondiente. Esta extensión se puede utilizar todas las veces que sea necesaria. 



4.- ¿Cuáles son las “causas justificadas”?

Respuesta: Por el simple olvido de uno o dos días, quizás por algún acontecimiento familiar o laboral. En caso de accidente o enfermedad que signifique gravedad o inconciencia, se puede recuperar ese plazo al final, aquí se justifica que pueda ser un plazo mayor. Cuando la persona se encuentre mejor, pedirle a alguien que las rece en voz alta e ir repitiendo mentalmente las oraciones. Lo que no es válido es rezar dos meses, dejar uno, rezar otros seis, dejar tres, ahí no sirve.






ADVERTENCIA

La gente no debe pensar que se puede vivir como se quiere y que estas oraciones son una garantía para irse al Cielo. Se debe vivir con Dios con toda sinceridad mientras reza estas oraciones y de ahí para adelante, porque el alma que piensa que puede ser más lista que la Luz de Dios, se llevará una sorpresa muy incómoda y desagradable cuando llegue el tiempo de seguir su camino. No olvidar que Dios penetra los corazones a cada instante. Dios siempre nos ve y nos escucha.

 


ANEXO

Palabras que dejó Cristo nuestro Señor escritas a sus tres siervas, Santa Matilde, Santa Brígida y Santa Isabel Reina de Hungría.



Sabed, amadas hijas mías, como los sayones que me prendieron en el huerto de Getsemani fueron 58; los ejecutores de la sentencia 32; los que me llevaron atado fueron 3; diéronme 300 puñadas en la boca; cuando me llevaban preso desde el huerto hasta la casa de Anás me dieron 7 fuertes empujones; diéronme 5600 azotes en la columna; me escupieron en el Rostro 72 veces; hiciéronme en el cuerpo más de 100 llagas, y en la cabeza más de 100 agujeros; cuando iba al Calvario caí 3 veces con la Cruz acuestas; estando clavado en la cruz, tenia la cara tan desfigurada que apenas podía ser conocido; las gotas de sangre que derrame en mi dolorosísima Pasión, fueron 30708


Todas las personas que rezaren con devoción 7 Padrenuestros, 7 Ave Marías y 7 Gloria (son las oraciones que están arriba) cada día por espacio de 12 años, hasta cumplir el numero igual al de las gotas de sangre que derramé, les concedo 5 gracias: La primera, indulgencia plenaria y remisión de todos sus pecados; la segunda, que será libre de las penas del Purgatorio si muere en gracia; la tercera, que si muriese antes de que se cumpla el término de los doce años será como si los hubiese cumplido enteramente; la cuarta, que bajaré del Cielo a la Tierra a recibir su alma en mis brazos para llevarla a la gloria eterna; y la quinta, que será como si fuera mártir que derrama su sangre por Mí.

Quien llevare esta verídica Relación consigo y practicare los rezos expresados, será libre de las tentaciones del demonio y no morirá de mala muerte; y en la casa donde hubiese dicha relación no habrá visión alguna ni cosa triste; la mujer que estuviere de parto, trayéndola consigo con fe verdadera, recordando los padecimientos de nuestro Redentor, parirá sin peligro, y en resumen, todo cristiano que devotamente la llevare en el pecho le librará de rayos y centellas, de incendios, ladrones, persecuciones, injusticias, trabajos, tribulaciones y de todo mal pestilente; y en la terrible hora de su muerte intercederá por la salvación de su alma la reina de los ángeles María Santísima.

viernes, 23 de agosto de 2019

Raccolta di Giaculatorie


La giaculatoria è una breve preghiera che si recita solitamente a memoria, a voce o mentalmente. La recita delle giaculatorie è una pratica tipica della devozione popolare; esse hanno generalmente un contenuto semplice e chiaro. Spesso sono composte in rima per facilitarne la memorizzazione.

Anna Shaffer raccontava che la loro recita alleggerisce non poco le pene sofferte dalle anime del Purgatorio. Eccone alcune e le circostanze in cui vanno recitate.

 

Padre Zazzara affermava che il Santo Filippo Neri lodava molto le giaculatorie, ed in diversi tempi dell'anno gliele insegnava e ne faceva dire ogni giorno quando una, quando un'altra per tenere vivo il pensiero della divina presenza ed eccitare la confidenza in Dio sono utilissime alcune orazioni brevi e quelle spesse volte lanciare verso il cielo tra il giorno, alzando la mente a Dio da questo fango del mondo: e chi le usa, ne ricaverà frutto incredibile con poca fatica. Alcune di queste giaculatorie sono riportate in seguito.

 

GIACULATORIE

PREGHIERE DELLA MOLTIPLICAZIONE

( o Novene delle Giaculatorie)

Sono 33 giaculatorie da pregare ognuna per 33 volte in onore dei 33 anni di vita del Signore. Come Gesù, nella sua Misericordia , quando ci fu bisogno di pane, moltiplicò il pane, ora, che c'è bisogno di preghiera, perché il male dilaga, moltiplicherà anche la potenza della preghiera, se fatta con fede. Le novene di giaculatorie si sono rivelate particolarmente efficaci per ottenere qualsiasi grazia, purché conveniente per l’anima.

 

NOVENA DI GIACULATORIE

 

Si recitano inizialmente il Credo, il Padre Nostro, l' Ave Maria e un Gloria.

Si sceglie una giaculatoria e si ripete 33 volte. ( per nove giorni consecutivi)

Si possono fare novene con più giaculatorie fino ad arrivare a pregarle tutte e 33 per 33 volte.

  (sempre per nove giorni consecutivi)

 

Le 33 Preghiere della Moltiplicazione sono le seguenti :

 

  • Maria concepita senza peccato, prega per noi che ricorriamo a Te.
  • Cuore Immacolato di Maria, prega per noi adesso e nell’ora della nostra morte.
  • Santa Passione di Nostro Signore Gesù Cristo, salvaci.
  • Sacri Cuori di Gesù e di Maria, proteggeteci.
  • Fa splendere su di noi o Signore, la luce del Tuo Volto.
  • Resta con noi Signore.
  • Madre mia, fiducia e speranza, in Te mi affido e abbandono.
  • Gesù, Maria, Vi amo! Salvate tutte le anime.
  • La Croce sia la mia luce.
  • San Giuseppe, patrono della Chiesa Universale, custodisci le nostre famiglie.
  • Vieni, Signore Gesù.
  • Gesù Bambino perdonami, Gesù Bambino benedicimi.
  • Santissima Provvidenza di Dio, provvedici nelle presenti necessità.
  • Sangue e Acqua che scaturisci dal Cuore di Gesù, come sorgente di misericordia per noi, io confido in Te.
  • Mio Dio, io Ti amo e Ti ringrazio.
  • O Gesù, Re di tutte le Nazioni, il Tuo Regno sia riconosciuto sulla terra.
  • S. Michele Arcangelo, protettore del Regno di Cristo sulla terra, proteggici.
  • Pietà di me, Signore pietà di me.
  • Sia lodato e ringraziato ogni momento Gesù nel Santissimo Sacramento.
  • Vieni, Spirito Santo e rinnova la faccia della terra.
  • Santi e Sante di Dio, indicateci la via del Vangelo.
  • Anime Sante del Purgatorio, intercedete per noi.
  • Signore, riversa sul mondo intero i tesori della Tua infinita Misericordia.
  • Ti adoro, Signore Gesù e Ti benedico, perché per mezzo della Tua Santa Croce hai redento il mondo intero.
  • Padre mio, Padre buono, a Te mi offro, a Te mi dono.
  • O Gesù salvami, per amore delle Lacrime della Tua Santa Madre.
  • Venga il Tuo Regno, Signore e sia fatta la Tua Volontà.
  • O Dio, Salvatore Crocifisso, infiammami d'amore, di fede e di coraggio per la salvezza dei fratelli.
  • Dio, perdona i nostri peccati, guarisci le nostre ferite e rinnova i nostri cuori, affinché possiamo essere una sola cosa in Te.
  • Santi angeli custodi preservateci da tutte le insidie del maligno.
  • Sia gloria al Padre, al Figlio e allo Spirito Santo.
  • Il Dio di ogni consolazione disponga nella Sua pace i nostri giorni e ci conceda l'Amore dello Spirito Santo.
  • Eterno Padre, io ti offro il Sangue Preziosissimo di Gesù, in unione con tutte le Sante Messe celebrate oggi nel mondo, per tutte le anime Sante del Purgatorio, per i peccatori di tutto il mondo, della Chiesa Universale, della mia casa e della mia famiglia. Amen.

 

 

Giaculatorie a Dio Padre :

 

  • A Dio tutto è possibile.
  • Dio mio, fa che t’ami, e il sol premio del mio amore sia l’amarti sempre più.
  • Dio sii benedetto. (E’ indicata quando si ode bestemmiare)
  • Eterno Padre, per il Sangue preziosissimo di Gesù, glorifica il suo Santissimo Nome, secondo i desideri del Tuo adorabile Cuore.
  • Insegnami a compiere il tuo Volere, perché Tu sei il mio Dio.
  • L’anima mia ha sete del Dio vivente.
  • Mio Dio, io ti amo e ti ringrazio.
  • Mio Dio, mio Unico Bene, sei Tutto per me, fa che io sia tutto per Te.
  • Mio Dio, io credo, adoro, spero, ti amo. Ti domando perdono per coloro che non credono, non adorano, non sperano e non ti amano.
  • Mio Dio, fa che tutte le menti si uniscano nella verità e tutti i cuori nella carità.
  • Non come voglio io, ma come vuoi Tu, o Dio.
  • O Dio, abbi pietà di me peccatore. (Lc 18,13)
  • Padre Celeste, ti amo coll’Immacolato Cuore di Maria.
  • Padre mio, Padre buono, a Te mi offro, a Te mi dono.
  • Padre mio, rendimi degno di compiere la tua Santa Volontà, perché sono tutto tuo.
  • Padre, perdona loro perché non sanno quello che fanno.
  • Padre, nelle tue mani consegno il mio spirito. ( Lc 23,46)
  • Pietà di me, o Dio, secondo la tua misericordia; nella tua grande bontà cancella il mio peccato ( Salmo 50,3)
  • Sia fatta, sia lodata e sia glorificata in eterno la giustissima, altissima e amabilissima Volontà di Dio in ogni cosa.
  • Ti ringrazio, o mio Dio, di tante grazie che continuamente mi doni.
  • Tutto posso in Colui che mi dà la forza.
  • Venga il tuo regno su tutta la terra.
  • Mio Dio e mio tutto!
  • Dio, sii propizio a me peccatore.
  • Padre, nelle tue mani affido l’anima mia insieme a tutti i miei cari.
  • Benedici, Signore, i nostri Sacerdoti e santificali perché sono Tuoi.
  • Manda, Signore, operai alla tua messe, e suscita tante sante vocazioni.
  • Sia sempre fatta la tua Santissima Volontà, o Padre.
  • Ti ringrazio, mio Dio, di tante grazie che continuamente mi doni.
  • Tu sei il mio Dio, nelle tue mani sono i miei giorni.
  • Mio Dio, sei Tu la mia salvezza.

 

 

Giaculatorie a Gesù Cristo:

 

  • Gesù, confido in Te!
  • Signore, se vuoi, tu puoi sanarmi.
  • Signore, aumenta la mia fede.
  • Signore, fa che io veda.
  • Signore Gesu' Cristo, Figlio di Dio, abbi pieta' di me peccatore.
  • O Gesù, perdona le nostre colpe preservaci dal fuoco dell’inferno e porta in cielo tutte le anime, specialmente le più bisognose della tua Misericordia.
  • Gesù, Dio mio, ti amo sopra ogni cosa.
  • Gesù mio, ti dono il cuore e tutto me stesso, fa di me ciò che più ti piace.
  • Ti adoriamo, o Cristo, e ti benediciamo perché con la tua santa Croce hai redento il mondo.
  • Sia lodato e ringraziato ogni momento il Santissimo e Divinissimo Sacramento.
  • Cristo vince, Cristo regna, Cristo impera.
  • Insegnami a fare la tua Volontà perché sei il mio Dio.
  • Signore, si faccia l’unità delle menti nella verità e l’unità dei cuori nella carità.
  • Signore salvaci perché siamo in pericolo.
  • Resta con noi, Signore, non ci lasciare.
  • Ave, o Croce, unica speranza.
  • O pietoso Signore Gesù dona loro riposo e pace.
  • Tu sei il Cristo, il Figlio del Dio vivente.
  • Liberami dal male, o Signore.
  • Il tuo Volto, Signore, io cerco.

 

 

Giaculatorie al sacro cuore di Gesù :

 

  •  Sia benedetto il sacratissimo Cuore Eucaristico di Gesù.
  • Tutto per Te, o Cuore sacratissimo di Gesù.
  • Sacro Cuore di Gesù, arrivi presto il Tuo regno.
  • Dolce Cuor del mio Gesù, fa ch'io t'ami sempre più.
  • Lodato, adorato, amato e ringraziato sia ad ogni istante il Cuore Eucaristico di Gesù, in tutti i tabernacoli del mondo, sino alla consumazione dei secoli. Così sia.
  • Gesù, vita eterna nel seno del Padre, vita delle anime fatte a tua somiglianza, in nome del tuo amore, fai conoscere e rivela il Tuo Cuore
  • Sacro Cuore di Gesù, credo al Tuo amore per me.
  • S. Cuore di Gesù, confido in Te.
  • Gesù, mansueto ed umile di Cuore, rendi il mio cuore simile al Tuo.
  • Sacratissimo Cuore di Gesù, proteggi le nostre famiglie.
  • Cuore Eucaristico di Gesù, fornace della divina carità, dona al mondo la pace.
  • Cuore divino di Gesù, converti i peccatori, salva i moribondi, salva le anime sante del Purgatorio.
  • Cuore Eucaristico di Gesù, accresci in noi la fede, la speranza e la carità.
  • Cuor di Gesù, fonte di ogni purità, abbi pietà di noi.
  • Cuor di Gesù, ardente di amore per noi, infiamma il cuor nostro di amore per Te.

 

 

 

    Giaculatorie al Maria Santissima :

 

  • Santa Maria, prega per noi.
  • O Maria concepita senza peccato, prega per noi che ricorriamo a Te.
  • Prega per noi santa Madre di Dio perché siamo resi degni delle promesse di Cristo.
  • Ci benedica insieme con il suo Figlio, la Vergine Maria.
  • Madre mia, fiducia e speranza, in Te mi affido e abbandono.
  • Madre mia, fiducia mia.
  • Madre dolorosa, prega per me.
  • Cuore dolcissimo di Maria, serbaci sicuro il cammino.
  • Dolce cuore di Maria, sii la salvezza mia.
  • Madre del bell'amore, aiuta i tuoi figli.
  • Madre dolorosa, prega per me.
  • Maria nostra speranza, abbi pietà di noi.
  • Mostrati Madre per tutti, o Maria.
  • Madre mia, preservami oggi dal peccato mortale.
  • Maria, consegno a te la mia purezza, abbine cura.
  • Sia benedetta la santa e immacolata Concezione della beatissima Vergine Maria, Madre di Dio.
  • Regina del Santo Rosario prega per noi.
  • Maria, che sei entrata nel mondo senza macchia, ottienimi che io possa uscirne senza colpa.
  • Lascia, o Vergine Santa, che io ti lodi; dammi forza contro i miei nemici.

 

 

 

 

    Giaculatorie alla Santissima Famiglia di Nazareth :

 

  • Gesu', Maria, San Michele, San Gabriele, San Raffaele, difendeteci
  • Gesu', Maria, vi amo, salvate tutte le anime.
  • Gesu', Giuseppe e Maria, fate che il mio ultimo cibo sia la Santa Eucaristia.
  • Gesu', Giuseppe e Maria, vi dono il cuore e l'anima mia.
  • Gesu', Giuseppe e Maria, assistetemi nell'ultima agonia.
  • Gesu', Giuseppe e Maria, spiri in pace con voi l'anima mia.
  • Gesù, Giuseppe e Maria, vi amo.
  • Gesù, Giuseppe e Maria, pregate per noi.
  • Gesù, Giuseppe e Maria, cullate la mia anima.
  • Famiglia di Dio, proteggete la mia.
  • Lodati sempre siano i Santissimi nomi di Gesù, Giuseppe e Maria

 

 

 

 

     Giaculatorie alla Santissima Trinità :

 

  • Augusta Trinità, mistero di amore e di grande bontà, portaci tutti a santità.
  • Accostiamoci con piena fiducia al trono della gloria per ricevere Misericordia.
  • Sia benedetta la Santissima Trinità.
  • Gloria al Padre e al Figlio e allo Spirito Santo.
  • A Dio tutto è possibile.
  • Dio sia benedetto (E' indicata quando si ode qualche bestemmia)
  • L'anima mia ha sete del Dio vivente.
  • Dio, abbi pietà di me peccatore.
  • Mio Dio, io ti amo.
  • Padre, perdona loro perchè non sanno quello che fanno.
  • Venga il tuo regno su tutta la terra.


sábado, 4 de agosto de 2018

Oración a Santa Teresita para obtener una Gracia




Oh Santa Teresita 

del Niño Jesús, 

modelo de humildad, 

de confianza y de amor! 

Desde lo alto 

de los cielos 

deshoja sobre nosotros esas rosas que llevas en tus brazos: 

la rosa de humildad, 

para que rindamos nuestro orgullo 

y aceptemos el yugo 

del Evangelio; 

la rosa de la confianza, para que nos abandonemos a la Voluntad de Dios y descansemos en su Misericordia; 

la rosa del amor, para que abriendo nuestras almas sin medida a la gracia, realicemos el único fin para el que Dios nos ha creado a su Imagen: 

Amarle 

y hacerle amar 



Tú que pasas tu Cielo haciendo bien 

en la tierra, 

ayúdame 

en esta necesidad 

y concédeme del Señor lo que Te pido 

si ha de ser 

para gloria de Dios 

y bien de mi alma. 

Así sea. 


(Pío XII) 


Rezar un Padre Nuestro. 





lunes, 23 de julio de 2018

Las quince oraciones de Santa Brígida para rezar durante un año







Para empezar, 

invoquemos al Dulce Huésped 

de nuestras almas 

(Espíritu Santo) con la secuencia de Pentecostés:


Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.



Señal de la Cruz. 


Ven, Espíritu Santo,

Llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos

el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu Espíritu.

Que renueve la faz de la Tierra.

 

Oremos:


Oh Dios,

que llenaste los corazones de tus 

fieles con la luz del Espíritu

Santo; concédenos que,

guiados por el mismo Espíritu,

sintamos con rectitud y

gocemos siempre de tu consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.




Un Credo 

al Sagrado Corazon de Jesús 


Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
 
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.



ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN 


¡Oh Faz amabilísima de Jesús!; Aquí vengo, atraído por tu dulce mirada, que como divino imán, arrebata mi corazón aunque pobre y pecador!

¡Oh Jesús!, quisiera enjugar tu adorable Faz y consolarte de las injurias y olvido de los pecadores.

¡Oh Rostro hermosísimo!, las lágrimas que brotan de tus ojos me parecen diamantes, que quiero recoger para comprar con ellos las almas de mis hermanos.

¡Oh amado Jesús!, si yo tuviera el amor de todos los corazones, todo sería para Ti.

Envía, Señor, almas, sobre todo almas de apóstoles y de mártires para abrasar en tu amor a la multitud de los desgraciados pecadores.

¡Oh adorable Jesús!, mientras aguardo el día eterno en que contemplaré tu gloria infinita, mi único deseo es venerar tu Faz santísima, a la cual consagro desde ahora para siempre mi alma con sus potencias y mi cuerpo con sus sentidos.

¡Oh mi Jesús!, haz que tu Rostro lastimado sea aquí abajo mi encanto y mi cielo.








Primera oración

¡Oh Jesucristo, sois la eterna dulzura de todos los que os aman; la alegría que sobrepasa todo gozo y deseo; la salvación y esperanza de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de vuestra Concepción y especialmente durante vuestra Sagrada Pasión; tal como fue decretado y ordenado desde toda la eternidad, según el plan divino.
Acordaos, Oh Señor, que durante la última cena con vuestros discípulos les lavasteis los pies; y después, les disteis vuestro Sacratísimo Cuerpo y vuestra Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis vuestra próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en vuestra Alma, como Vos mismo lo afirmasteis, diciendo: "Mi Alma está triste hasta la muerte".
Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis soportado en vuestro Sagrado Cuerpo antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres veces, todo bañado de sudor sangriento, fuisteis traicionado por vuestro discípulo, Judas; apresado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de vuestra madurez, y en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis despojado de vuestra propia vestidura, y revestido con manto de irrisión. Os cubrieron los ojos y la cara infligiéndoos bofetadas. Después, coronándoos de espinas, pusieron en vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes, y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas penas y dolores, que habéis soportado antes de vuestra Pasión en la Cruz, concededme, antes de morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción, y la remisión de todos mis pecados. Amén.


Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Segunda oración

¡Oh Jesús, verdadera libertad de los ángeles y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza con que fuisteis oprimido, cuando vuestros enemigos, como leones furiosos, os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas os suplico, ¡Oh mi Salvador, y Redentor!, que me libréis de todos mis enemigos visibles e invisibles y que bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.





Tercera oración

¡Oh Jesús, Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo y todo es sostenido bajo vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe clavaron vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz. Y, no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, agrandaron vuestras Llagas, agregando dolor sobre dolor. Con indescriptible crueldad, extendieron vuestro Cuerpo en la Cruz y, a fuerza de jalones y de violentos estirones, en todas direcciones, dislocaron vuestros Huesos.
¡Oh Jesús!, en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, os suplico me concedáis la gracia de temeros y amaros. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.




Cuarta oración

¡Oh Jesús, Médico Celestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las vuestras! Acordaos de las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos vuestros miembros, que fueron distendidos a tal grado que no ha habido dolor semejante al vuestro. Desde la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de vuestro Cuerpo estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos vuestros sufrimientos, no dejasteis de pedir por vuestros enemigos a vuestro Padre Celestial, diciéndole: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Por esta inmensa misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, os hago esta súplica: conceded que el recuerdo de vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Quinta oración

¡Oh Jesús, espejo del Resplandor Eterno! Acordaos de la tristeza aguda que habéis sentido al contemplar con anticipación las almas que habían de condenarse. A la luz de vuestra Divinidad habéis vislumbrado la predestinación de aquellos que se salvarían mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados; y os habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores.
Por este abismo de compasión y piedad, y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el buen ladrón, diciéndole: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso", hago esta súplica, Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordia de mí. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Sexta oración

¡Oh Jesús, Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. También fuisteis abandonado de todos vuestros parientes y amigos, con la excepción de vuestra muy amada Madre. En vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos. Luego, la encomendasteis a vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a Maria: "Mujer, he aquí a tu hijo!" Y a Juan: "¡He aquí a tu Madre!"
Os suplico, ¡Oh mi Salvador!, por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mí. Y, en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, tened piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Séptima oración

¡Oh Jesús, inagotable Fuente de compasión, ten compasión de mí! En profundo gesto de amor, habéis exclamado en la Cruz: "Tengo sed". Era sed por la salvación del género humano. ¡Oh mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos a la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal y el ardor de los apetitos mundanos. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Octava oración

¡Oh Jesús, dulzura de los corazones y deleite del espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedednos la gracia de recibir dignamente vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte, para servir de remedio y consuelo a nuestras almas. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Novena oración

¡Oh Jesús, virtud real y gozo del alma! Acordaos del dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte, insultado y ultrajado por los judíos. Clamasteis en voz alta que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, diciéndole: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Por esta angustia, os suplico, ¡Oh mi Salvador!, que no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Décima oración

¡Oh Jesús, principio y fin de todas las cosas, sois la Vida y la Virtud plena! Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas, sufriendo dolor desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. En consideración a la enormidad de vuestras llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a vos, todos vuestros Mandamientos, cuyo camino en vuestra Ley Divina es amplio y agradable para aquellos que os aman. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Undécima oración

¡Oh Jesús, abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de las llagas que penetraron hasta la médula de vuestros huesos y entrañas para atraerme hacia Vos, presento esta súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado. Ocultadme de vuestro rostro tan justamente irritado contra mí. Escondedme en los huecos de vuestras llagas hasta que vuestra cólera y justísima indignación hayan cesado. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Duodécima oración

¡Oh Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad y Vínculo de la Caridad! Acordaos de la multitud de llagas con que fuisteis herido, desde la cabeza hasta los pies. Esas llagas fueron laceradas y enrojecidas, ¡Oh dulce Jesús!, por la efusión de vuestra adorable sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, en vuestra carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué hubisteis de hacer por nosotros que no hayáis hecho? Nada falta. ¡Todo lo habéis cumplido! ¡Oh amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de vuestra Pasión, que el fruto meritorio de vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. Y que en mi corazón, vuestro amor aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡Oh amabilísimo Jesús! Vos sois el tesoro de toda alegría y dicha verdadera, que os pido me concedáis en el Cielo. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Decimotercera oración

¡Oh Jesús, fuerte León, Rey inmortal e invencible! Acordaos del inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas vuestras fuerzas, tanto morales como físicas, inclinasteis la cabeza y dijisteis: "Todo está consumado". Por esta angustia y dolor, os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte cuando mi mente esté tremendamente perturbada y mi alma sumergida en angustia. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Decimocuarta oración

¡Oh Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de su esencia! Acordaos de la sencilla y humilde recomendación que hicisteis de vuestra alma, a vuestro Padre Eterno, diciéndole: "¡Padre en tus Manos encomiendo mi Espíritu!" Desgarrado vuestro cuerpo, destrozado vuestro corazón, y abiertas las entrañas de vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por vuestra Preciosa Muerte, os suplico, ¡Oh Rey de los santos!, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, a la carne y al mundo, a fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos. Y, a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.



Decimoquinta oración

¡Oh Jesús, verdadera y fecunda Vid! Acordaos de la abundante efusión de sangre que tan generosamente habéis derramado de vuestro sagrado cuerpo. Vuestra preciosa sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar.
De vuestro costado, perforado con la lanza por un soldado, ha brotado sangre y agua, hasta no quedar en vuestro cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la cruz, la muy fina y delicada carne vuestra fue destrozada; la substancia de vuestro cuerpo fue marchitada y disecada la médula de vuestros huesos. Por esta amarga Pasión, y por la efusión de vuestra preciosa Sangre, os suplico, ¡Oh dulcísimo Jesús!, que recibáis mi alma, cuando yo esté sufriendo en la agonía de mi muerte. Amén.

Padrenuestro...
Ave María...
Glória...
Bendito y alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió.




Conclusión 

¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, ¡Oh mi Señor!, a Vos. Haced que mi corazón sea vuestra habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos vuestros santos. Amén. 





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Santa Brígida de Suecia (1303-1373). Fue declarada santa en 1391; es considerada además la santa patrona de Suecia, patrona de las viudas y una de las patronas de Europa. Su fiesta es el 23 de julio.

Santa Brigida, escribió: "Mi amado hermano, yo estaba sumergida en las más grandes amarguras de la vida. El dolor, la enfermedad, la pobreza y el abandono me afligían. Con amor, cada tarde leí estas Oraciones, mi vida ha sido transformada milagrosamente y el Señor, fiel a sus promesas, me ha colmado de gozo, bienestar, riqueza y consuelo. Lo que Jesús ha hecho por mí, miserable pecadora, lo hará también por ti, mi amado hermano. Lee cada día estas oraciones".

Todos estos privilegios fueron prometidos a Santa Brígida desde una imagen de nuestro Señor Jesucristo Crucificado, a condición de que ella rezase todos los días estas oraciones, y son también prometidos a todos aquellos que las recen devotamente cada día durante el período de un año. 

La santa, durante su vida, tuvo numerosas visiones. Deseaba saber el número de los golpes que nuestro Señor había recibido durante su Pasión, un día Él se le apareció diciéndole: «Hija mía, he recibido 5480 golpes sobre mi cuerpo. Si tú quieres honrarlos dirás 15 Padrenuestros y 15 Ave Marías con las oraciones siguientes (que le enseñó) durante un año. Pasado el año, tú me habrás honrado por cada una de mis llagas».
Y añadió: «Quienquiera que rece estas oraciones durante un año tendrá estos beneficios":

1. Liberará del Purgatorio a quince almas de su estirpe.
2. Quince justos de su estirpe serán confirmados y conservados en gracia.
3. Quince pecadores de su estirpe se convertirán.
4. La persona que las rece llegará al mayor grado de perfección.
5. Quince días antes de morir recibirá mi precioso Cuerpo de modo que será liberado del hambre eterno y beberá mi preciosa Sangre para que no tenga sed en la eternidad.
6. Quince días antes de morir tendrá una contrición amarga de todos sus pecados y un perfecto conocimiento de ellos.
7. Pondré el signo de mi Cruz victorioso ante ella para socorrerla y defenderla contra los ataques de sus enemigos.
8. Antes de su muerte yo vendré a ella con mi amada Madre.
9. Recibiré con bondad su alma y la llevaré a los gozos eternos.
10. Y, conduciéndola hasta allá le daré, con singular trato, a beber de la fuente de mi divinidad; cosa que no haré con aquellos que no hayan recitado estas oraciones.
11. Necesitas saber que a quienquiera que haya vivido durante treinta años en pecado mortal y diga devotamente estas Oraciones o se haya propuesto hacerlo, yo le perdonaré todos sus pecados.
12. Lo defenderé de las tentaciones.
13. Le conservaré sus cinco sentidos.
14. Lo preservaré de la muerte repentina.
15. Salvaré su alma de las penas eternas.
16. Obtendrá todo lo que pidiera a Dios y a la Santa Virgen María.
17. Si hubiera vivido siempre según su propia voluntad y debiera de morir mañana, su vida se prolongará.
18. Todas las veces que rezare estas oraciones ganará la indulgencia parcial.
19. Estará seguro de estar junto al coro de los Ángeles.
20. Si alguien las enseñara a otro, tendrá gozo y mérito sin fin, estables sobre la tierra y eternamente en Cielo.
21. Donde fueran pronunciadas estas oraciones, Dios estará presente con su gracia».

Si multiplicamos las quince oraciones por los trescientos sesenta y cinco días del año, nos da un total de cinco mil cuatrocientos setenta y cinco azotes. Parece ser que los otros cinco se refiere a sus otras cinco llagas (manos, pies y costado) que, en este caso, no fueron producidas por el látigo, sino por los clavos y la lanza. Estas cinco llagas más los cinco mil cuatrocientos setenta y cinco azotes, da un total de cinco mil cuatrocientos ochenta golpes que recibió, en su Cuerpo, Nuestro Señor Jesucristo.